Que sé de mí

Que sé de mí

Llevo sin actualizar el blog desde hace casi un año, y hoy he decidido hacer un tímido intento por romper esa barrera psicológica que se ha ido agrandando más y más y parece impedirme sentarme y escribir algo.

La vida y sus avatares me han mantenido mucho más ocupada que cuando comencé a escribir el blog, hace unos años (el abrir una sala en Madrid, Dalmai Yoga; el arrancar el proyecto de la sala en compañía de un socio y terminar continuándolo sola…). Pero no ha sido ése el único motivo. Creo que en algún momento me empezó a atacar algo similar a un dicho que circula entre los extranjeros estudiosos de China, según el cual «aquel que vive en China un mes escribe un libro, el que vive un año escribe un ensayo y el que vive diez años escribe una línea» (los plazos no recuerdo exactamente cuáles eran…). El caso es que cada vez creo que me cuesta más opinar, o al menos ponerlo por escrito y que parezca que siento cátedra cuando es posible que al cabo de un mes, o un año, haya cambiado de idea… ja, ja. Pero la cabra tira al monte y aquí estoy 🙂 de nuevo en este pequeño espacio para compartir en qué ando envuelta.

He decidido arrancarme con un párrafo del libro que estoy leyendo actualmente, «Del tener al ser», del psicoanalista y filósofo Erich Fromm (1900-1980). En esta breve obra (publicada por primera vez en 1976, pero que sigue igual de vigente) Fromm propone distintos medios para, como el título indica, pasar de ser individuos incrustados en una sociedad enfocada al poseer a convertirnos en personas que simplemente «somos«, más presentes, conscientes y, por tanto, más libres. Para ello habla de recursos como la meditación, el autoanálisis (señala que debería haber psicoterapeutas que dieran las claves a sus clientes para que, en unos meses, éstos aprendieran a realizar un trabajo de reflexión y autoconocimiento por sí mismos), y también menciona cosas tan interesantes como la importancia del esfuerzo (esto da para otro pequeño post). He ido subrayando líneas y líneas aquí y allá, pero aquí transcribo un párrafo completo que justo leí anoche y del que no sobra ni una palabra… Da para leer, releer y reflexionar:

«¿Qué puedo saber yo de mí mismo, mientras no sepa que el yo conozco es, en gran parte, un producto artificial? Que la mayoría de la gente, incluido yo mismo, miente sin saberlo; que ‘defensa’ significa ‘guerra’, deber significa sumisión; virtud, obediencia, y pecado, desobediencia; que la idea de que los padres aman por instinto a sus hijos es un mito, que la fama muy pocas veces se debe a cualidades humanas admirables, como tampoco a logros verdaderos; que la historia es un texto falseado por los vencedores, que la modestia excesiva no siempre es prueba de carencia de vanidad; que el amor es lo contrario del ansia y la codicia, que todo el mundo trata de justificar las malas acciones e intenciones aparentando que son nobles y benéficas, que la búsqueda del poder significa persecución de la verdad, de la justicia y del amor, que la sociedad industrial de hoy se orienta por el principio del egoísmo, del tener y consumir, no por los principios de amor y del respeto a la vida que proclama. A menos que pueda analizar los aspectos inconscientes de la sociedad en que vivo, no podré saber quién soy yo, porque no sabré qué parte de mí no es mía». 

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